Hola amigos:
No nos conocemos personalmente pero da igual, soy madridista y eso como vosotros nos convierte a todos en viejos conocidos.
Ayer por la tarde cuando me senté en mi vieja peña a ver nuestro Real Madrid sentí un cosquilleo especial y me vino de repente grandes recuerdos.
Algunos malos, como el gol de Tendillo que nos dejó sin liga ante el fastidio de mi padre y el llanto propio, escuchando a mi abuelo de una manera atribulada ante mi disgustazo, explicarme las excelencias de su Atleti y su añorado Luis Aragones en una vana esperanza supongo, de que al menos su nieto no fuera merengue. O esa final perdida frente al Liverpool ( a los madridistas las derrotas se nos quedan más grabadas que las victorias, supongo que por la falta de costumbre) con Juanito Navarro prediciendo en televisión española que ganábamos 3-1 (nunca mas volví a ver una película de el.)
Y por supuesto, la inmensa mayoría buenos, como la quinta del buitre con los centros de Michel, las piruetas de Hugo o ese instante en que Butragueño congelaba el mundo dentro del área, con los que pase de niño a adolescente. La séptima, abrazado a mi vecino, perico de pro, y convertido por un instante a la fe del club mas maravilloso del mundo, el 6-1 al Andelecht, la volea de Zidane, las paradas de Casillas, y esas siete copas de Europa que han visto mis ojos, y que resuenan en mi mente con un poderoso ¨´siuuuuuuuu´¨ y que se fusionan con las 6 que me contaron mis mayores presididas siempre por la memoria del gran Alfredo, y que me llenan de orgullo. Orgullo vikingo.
Muchos recuerdos si, agolpados en mi mente en un instante. Y mientras empezaba esa primera cerveza y veía el gol de Kroos el otro dia por la tarde muchas certezas. Mi vida sin duda sin mi viejo Real Madrid hubiera sido mucho peor, y mi vida sin mi nuevo Real Madrid sería menos feliz.
Porque mientras los madridistas sepamos que nuestro equipo está ahí, siempre tendremos tiempo para sonreír, mirar a nuestros rivales, y con orgullo gritar, Hala Madrid!.