Artículo escrito por ANTONIO HONORATO MARQUEZ, madridista, profesor de historia jubilado, Socio del Real Madrid nº 44697.Eran
las 8.45 de un domingo primaveral. El sol salía por el horizonte, algunas nubes
se interponían en este ascenso majestuoso hacia su punto mas alto. Intuía que
hoy no sería un día cualquiera. Mi compañera estaba en nuestro lecho de amor
con un respirar entrecortado. Sus ojos cerrados estaban escribiendo su último
capítulo vital. Todo su rostro era de
amor. Como ella era amor la habitación donde estaba también era de mucho amor.
Estaban sus hijas, sus nietos, sus yernos y, por supuesto, estaba yo la ultima
persona en incorporarse a su agotadora vida. No pasaron ni cinco minutos de
esta reflexión cuando el sonido de su respiración entrecortada se convirtió en
un gran silencio. Mari Carmen había dejado su agotador cuerpo de 93 años para
estar en otra dimensión. Eso si, no le faltaba su bufanda del Real Madrid en su
cama. Todos se fueron y yo me quedé allí sentado en una cómoda butaca
maldiciendo el destino. Me preguntaba porqué solo pude compartir con ella 30
años de convivencia. Porqué el destino no nos unió mucho antes. Gracias a ella
pude compartir mas de un amor. El amor hacia ella y el amor hacia su equipo del
alma, su Real Madrid.
No
sé lo que pasó que aquella noche me quedé dormido y al día siguiente me
desperté todo sorprendido. Noté algo especial en el ambiente, en la calle, las
personas, los coches… No podía ser, había retrocedido en el tiempo. Pero ¿en
que año estaba?. Salí a la calle todo asustado y contemplé que estaba en
Hospitalet de Llobregat. Me acerqué a un guardia urbano y le pregunté la fecha
de hoy y me dijo que era el 26 de mayo de 1974. No me lo podía creer, había
retrocedido 75 años. Había pasado del 26 de mayo del 2049 al 26 de mayo de
1974. Increíble.
Caminaba
sin rumbo fijo cuando un Simca 1000 Barreiros a punto estuvo de atropellarme…
Siento al conductor decirme :
- Mira
por donde vas, chaval…
Me
había llamado chaval…, increíble…, yo que tenía 91 años…, je je je je. Pero
claro, si había retrocedido 75 años en el tiempo, también tendría 75 años menos…,
o sea que…, tenia 16 años. Llegué a una cafetería y decidí tomarme un café
descafeinado con sacarina, ya que debía cuidar mi corazón… pero, calla, calla…,
si tenía 16 años, no tendría problemas de corazón, ni me había dado un infarto
como el que me dio en 2015… Seguí apurando mi café…, y porque no…, mi sueño… Me
entró un escalofrío en todo mi cuerpo pensando… si estamos en 1974… Mari Carmen
vivirá aquí y tendrá 18 años. Nunca me dijo la dirección donde vivió con su
familia en Hospitalet, si la de Sant Boi, su domicilio posterior. Encontrar su
domicilio en una gran ciudad como Hospitalet sería, como no, una misión casi
imposible…, pero recordé que en 1974 existían listines telefónicos. Conocía sus
apellidos y salieron cinco Campoy. Lástima, no tenía monedas, ni tampoco
billetes, solo utilizaba tarjeta. De hecho, aunque hubiese tenido monedas, no
me hubiese servido ya que en el año 1974 circulaban las pesetas, y no los euros
actuales. Le pediría a un transeúnte unas monedas para realizar las cinco
llamadas. Efectivamente, el primero con el que me crucé, me dejó 25 pesetas en
monedas de cinco, o como se decía antes, de duro. A la quinta llamada fue la
vencida. Se puso una señora que me dijo :
- ¿Quién
es?
- Hola
señora, soy un amigo de su hija Mari Carmen, tendría la amabilidad de que se
pusiera…, le dije yo.
- No
está, regresará mas tarde.
- Soy
un antiguo compañero de escuela que he llegado a la ciudad y quería pasar a
saludarla. ¿Usted es su madre?.
- Si.
Por
uno segundos me quedé en silencio. Estaba hablando con Dolores, la madre de
Mari Carmen. Me vino a la memoria muchas charlas que tuve con Mari Carmen como,
por ejemplo, la de aquel día que jovencilla ella, no tenía apetito y devolvió
su plato de garbanzos a la madre que estaba en la cocina y, segundo después, se
escuchó un ruido estremecedor. Era el plato de garbanzos que, pasando cerca del
rostro de Mari Carmen, impactó en la pared. Era una señora con carácter, pero
con muy buenos sentimientos.
- Vivimos
en la calle Pedro Pelegrí, 4
Me
dijo la dirección y en menos de quince minutos ya estaba tocando el timbre de
su portal.
- ¿Quién
es?
- Soy
Antonio, el amigo de su hija.
- Sube
hijo.
Una
vez alló, comprendí una cosa…, que ella no me conocía…, yo actuaba como si me
conociese pero no era así. Dios…, ¿qué hago?, ¿qué le digo?. Le digo que vengo
del futuro para conocerla de joven. ¿Le explico que fuimos pareja en la final
denuestras vidas…? Menuda confusión…, ¡Dios!. En que lio me había metido…, si
pero, no se si lo que estaba pasando era cierto o no…, pero lo que si os puedo
asegurar es que tenía como una sensación de felicidad porque iba a ver a mi
Mari Carmen con 18 años.
- Hola,
me llamo Antonio.
- Hola.
Yo soy la madre de Mri Carmen. Me llamo Dolores.
- Mucho
gusto de conocerla.
- Mari
Carmen no está ahora en casa. Ahora vendrá. Se ha ido a Barcelona a dar un
paseo con sus amigas.
- Muy
bien.
Pasaban
los minutos y mis nervios iban aumentando mas y mas. Al final siento como unas
llaves entran en la cerradura y se abre la puerta…, era ella…, Dios que bella
criatura. Si bella era a los 61 años cuando la conocí en la sala de fiestas del
Tango de Barcelona… ¿qué os puedo decir ahora…?. Lo que siempre le dije…, que
Dios creo a la mujer a imagen y semejanza de ella. Era y es tan hermosa, no hay
que olvidar que estaba delante de mi. Nuestros ojos no dejaron de mirarse.
Sabíamos de nuestra cercanía pero nos faltaban seguridades. ¿Cómo podía salir
de aquel entuerto?.
- Hola
Mari Carmen, soy Antonio.
- Hola…,
se quedó en estos momentos pensativa…
- ¿Le
conozco?
- Te
tengo que explicar muchas cosas…, me gustaría que diéramos un paseo… ¿te
parece?.
- Me
parece… Mamá vengo en unos minutos.
Ténicamente
era nuestro primer paseo, ya que no la conocía en el pasado. Nuestros ojos no
dejaban de mirarse…
- ¿De
que me conoce usted?
- Prefiero
que me llames Antonio, si te parece.
- Vengo
del futuro para conocerte y poder vivir contigo aquellos años que por nuestros
destinos no pudimos vivir y sí los últimos treinta años de nuestras vidas. Y
sobretodo revivir nuestro amor pornuestro equipo, el Real Madrid. Que siempre
nos ha acompañado en nuestros mejores y también en nuestros peores momentos.
Nuestro equipo siempre ha respondido.
- Es
increíble lo que me estas contando pero, si es así, es maravilloso. Gracias
Antonio por venirme a conocer en mi juventud.
- Y
es mas, tengo dos entradas para ver la final de la Copa del Generalísimo que
enfrentará a nuestro equipo con el eterno rival, el Barcelona, que se jugará el
29 de junio de 1974 en el estadio Vicente Calderón ¿supongo que te apuntas?.
- Pues
claro.
- Pues
dicho y hecho. Te vendré a recoger para irnos a Madrid en tren. Lástima que en
esta época no existía el AVE ya que nuestro viaje duraría alrededor de tres
horas aproximadamente.
- ¿Qué
dices?. Tres horas… ¡que barbaridad!.
Llegó
el día en cuestión. Que nerviosismo. Estábamos apunto de salir del hostal
Atoche, cercano a la misma estación, donde nos alojamos. Que bien nos sentaron
esos churros con chocolate…, ummmmm… Mientras nos dirigíamos al metro recordaba
que, meses anteriores, ese mismo Barcelona con Johan Cruiff a la cabeza nos
había metido cinco chicharros en nuestro estadio. Eso no se podía repetir, todo
lo contrario, se tenía que devolver la afrenta con otra goleada. Eso si,
teníamos la ventaja, de que en la Copa del Generalísimo, no podían juagr los
jugadores extranjeros.
Llegamos
al campo y el ambiente era el de los grandes partidos, y este lo era, por doble
motivo, porque estábamos juntos Mari Carmen
y yo y, por supuesto, porque íbamos a ver anuestro equipo del alma, el
Real Madrid.
El
partido fue extraordinario, nuestro equipo venció por 4 a 0 con goles de
Santillana, Rubiñan, Aguilar y Pirri. Era el decimosegundo título de Copa del
Real Madrid. Emotiva fue la entrega de la copa a nuestro capitán Zoco, que ya
se retiraba de la práctica activa del fútbol. Por supuesto la afrenta que nos
inflingio el Barcelona en enero de este mismo año quedó saldada.
Que
bonita la salida de la gente, contenta, agitando las banderas. Era una noche de
felicidad, de doble felicidad por haber disfrutado de mis dos amores en un
instante, Mari Carmen y el Real Madrid.
…
No sé que pasó que en un momento determinado cambia el espacio y cambia el
tiempo… No estaba en Madrid…, estaba en Barcelona, en nuestro domicilio, parece
que había tenido un sueño muy hermoso. Lástima que no quería que se acabase
nunca. Observé por última vez a mi bella esposa, serena y tranquila, y le
prometí que pronto me reuniría con ella para vivir una eternidad juntos y con
nuestro equipo, el REAL MADRID.